… una realidad que se transformaba aceleradamente.
Un mundo en el que las distancias se acortan (no en Km. sino en tiempo, naturalmente) e incluso desaparecen. Un mundo en el que las personas y culturas se conectan, mientras se experimenta un crecimiento exponencial a nivel tecnológico y de consumo. Un mundo cada vez más acelerado, complejo e impredecible.
Para hacernos a la idea de la dimensión de estos cambios, veamos algunos de los datos que aporta el vídeo Did you know:
(Para más datos curiosos sobre el uso de Internet, click aquí)
Todos estos cambios tecnológicos suponen que también la forma de vivir, relacionarse, trabajar y comunicar irá cambiando progresivamente, dando paso a un fenómeno del que se habla ya hace mucho tiempo, pero que en mi opinión, tiene cada vez más sentido: La Glocalización.
¿Qué es la Glocalización?
El término Glocalización surge de la suma de dos fenómenos opuestos: la Globalización y la Localización. Empezó a utilizarse en la década de los ochenta en referencia a las prácticas comerciales japonesas. Frente al fenómeno de la globalización, que se asociaba a la homogeneización de las diferentes sociedades y culturas a nivel mundial, surge el fenómeno de la localización, entendida como la reivindicación de las señas de identidad locales.
De esas dos tendencias surge la Glocalización. Primero empezó a aplicarse en el entorno empresarial, cuando las empresas empezaron a notar la importancia de “Pensar globalmente y actuar localmente”, es decir, de “adaptar lo global a lo local”. Por ejemplo, ¿Sabías que la Coca Cola no tiene el mismo sabor en América que en Europa? ¿Qué en Hawaii McDonalds ofrece hamburguesas con piña? ¿O incluso que la publicidad de Ikea en Europa es distinta a la publicidad utilizada en países árabes? Las grandes empresas entendieron enseguida la importancia de adaptar sus propuestas a mercados muy heterogéneos.
Desde entonces, son muchos los ámbitos desde los que se han estudiado las implicaciones de la Glocalización. No obstante, este post no pretende informar a fondo sobre la teoría vinculada a este concepto, sino que se dirige más bien a explicar a nivel personal las oportunidades que abre ver el mundo de manera glocal.
Vivir, pensar, soñar… Glocalmente
Vivir glocalmente, para mí, significa abrir la mente y entender que formamos parte de una realidad más grande que la que compone nuestro día a día. Significa entender que somos ciudadanos del mundo, sin olvidar nuestra identidad y nuestras raíces. Todos los seres de la tierra venimos y nos vamos del mundo de la misma manera, a pesar de las diferencias existentes. No somos iguales, pero vivir glocalmente implica estar dispuestos a conocer y aceptar la diversidad y enriquecernos con ella.
Vivir, pensar y soñar glocalmente es una manera de abrirse al mundo y a las posibilidades que éste ofrece: Viajar, trabajar en el extranjero, aprender idiomas, nutrirte de otras culturas e incluso permitir a otros nutrirse de la cultura y tradiciones propias. Yo elijo vivir así, ¿y tú?
Interesante descubrir de donde viene el término ”Glocal” de tu blog. Nunca había oido la expresión.
Si algo bueno ha tenido la globalización (aunque para mi tiene otras desventajas serias, pero no pienso ser yo quien rompa el tono optimista y refrescante de tu blog 🙂 ) es el acceso tan fácil a tantas culturas de las que tanto se puede aprender, es algo que tenemos hoy en dia tan accesible que ya no lo valoramos.
Ojalá todos supieran darse cuenta de todo lo que nos une, que es mucho más de lo que nos separa, y nos dejaramos de tanta conflictividad regional y nacional, muchas veces absurda, intencionada y estéril.
Sí, ciertamente la otra cara de la globalización es muy oscura y da para muchas discusiones al respecto. Pero precisamente la intención del post era mostrar como, a pesar de todos los aspectos negativos de la realidad que estamos viviendo, surgen nuevas formas de interpretar y convivir con lo que sucede.
Realmente si todos aprovechásemos la diversidad y viviésemos con tolerancia y aprendiendo de lo diferente, muchos de los conflictos que nos persiguen desaparecerían.
Muchas gracias por tu comentario, Alita 🙂