AN IDIOT ABROAD: EL MUNDO SEGÚN KARL PILKINGTON

Todos aquellos a los que nos apasiona viajar estamos acostumbrados a leer los viajes de otras personas y sumergirnos en sus mundos. Mi propuesta de hoy, que odiaréis o amaréis, es la de ver el mundo a través de los ojos de nuestra antítesis, Karl Pilkington.

No hace mucho que descubrí a Karl, y no sabéis lo que me alegro de haberlo hecho. Deambulaba por el Idea Store cuando encontré en la sección de literatura de viajes un título que llamó mi atención: An Idiot Abroad.

De vuelta en casa, me puse a investigarlo y encontré críticas muy buenas. También descubrí que el libro estaba basado en la primera temporada de una serie documental de Ricky Gervais y Stephen Merchant con el mismo título, emitida por Sky 1, que posteriormente tuvo dos temporadas más. De las siguientes sale otro libro titulado “The Further Adventures of An Idiot Abroad”.

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El libro narra el viaje de Karl Pilkington, descrito por Gervais como “El Homer Simpson de la vida real”, a las Siete Maravillas del Mundo. Por lo que he visto hasta ahora del documental, y lo que voy leyendo del libro, os puedo asegurar que no se parece en nada a cualquier otro documental de viajes que hayáis podido ver en la vida.

No esperéis sumergiros en culturas lejanas y países exóticos de manera transcendental. No esperéis experiencias enriquecedoras ni información valiosa. Porque, a mi modo de ver, este documental no trata sobre el viaje en sí mismo, ni sobre los países y culturas. Este documental trata de la interacción de Karl Pilkington, un genio para algunos y un idiota para otros, con ese mundo desconocido. Lo que encontraréis es pura comedia.

Karl Pilkington

Karl no es como nosotros, ni siquiera es como nadie que conozcamos. Su viaje ideal es en su propia ciudad, y en el caso de que su novia le “obligue” a viajar, su destino más exótico es un apartamento de cuatro habitaciones y piscina privada en Mallorca. Su curiosidad e interés por lugares remotos y culturas diferentes es básicamente nulo. Aunque él en sí mismo es un personaje de lo más extraño, las culturas y costumbres diferentes le hacen sudar frío.

Karl se ha convertido a raíz de sus diferentes colaboraciones con Gervais y gracias a su habilidad para saltarse todo lo “políticamente correcto” y decir las cosas tal cual las ve, en un fenómeno de culto en toda Inglaterra.

Su mente, dentro de una cabeza calva y redonda que recuerda a una naranja, es cerrada y reacia a todo lo que no le es familiar. No es que sea idiota, no. Es que su forma de pensar y sus conclusiones son ridículamente surrealistas. A veces me planteo si es idiota o si es tan extremadamente listo que puede actuar tan bien.

Al principio pensé que odiaría a este personaje, porque puede resultar racista e incluso irrespetuoso al enfrentarse a la idiosincrasia de otros pueblos. Es el típico inglés cerrado, con ideas fijas y rutinas muy arraigadas, de ahí que no pueda evitar meter unas cuantas bolsitas de té en su maleta. Sin embargo, por más imbécil que pueda parecer y las barbaridades que pueden salir de su boca, es difícil de odiar. Es espontaneidad e ignorancia en estado puro, y se nota que no busca ser gracioso. Simplemente es así, infantil y quejumbroso, con una capacidad innata para hacer reír a carcajadas sin proponérselo tanto con su cara como con los disparates que se le ocurren.

Karl PilkingtonAquí os dejo algunas de sus peculiares ideas sacadas de su libro, para que podáis entender mejor a qué me refiero:

  1. Ya sé quién soy. Joder, estoy recibiendo suficientes facturas a nombre de Karl Pilkington así que espero ser él. Porque si no soy él, no sé a quién le estoy pagando tantas facturas.
  2. En China: “Siempre tengo un problema para que me gusten las cosas que me dicen que deberían gustarme. Es lo que me está pasando con las Siete Maravillas hasta el momento. Esta muralla, por ejemplo. Le llaman la ”Gran Muralla China”. Pues resulta que para mí más que la “Gran Muralla China” es la muralla china del montón.”
  3. En Egipto: “Realmente no me puedo creer el estado en el que están las Pirámides. Pensaba que tendrían los lados planos, pero cuando te acercas ves que son grandes rocas en equilibrio una encima de la otra. Es como un juego de Jenga que se les ha ido de las manos.”
  4. En India: “Allá donde fuéramos todo el mundo nos prestaba mucha atención, por el cámara y el técnico de sonido. A los lugareños les encanta salir en pantalla. Había visto imágenes de Gandhi rodeado así y siempre pensé que era porque es muy popular. Ahora me empiezo a preguntar si no sería porque le acompañaba un cámara.
  5. En Perú: “No me extraña que digan que aquí hay un 30% de oxígeno menos. Será de todos los turistas que estamos subiendo la colina a la vez”.
  6. En México: “A ver, Chichen Itzá es simplemente una pirámide de cuatro lados, con escaleras por cada uno de los lados que llevan a una especie de bungaló arriba del todo.
  7. En Jordania: “Si los camellos son los barcos del desierto, este tiene que ser el Titanic”.
  8. En Brasil (Cristo Redentor): “La única cosa que no se veía a proporción era la barbilla. ¡Parecía Jimmy Hill
  9. A Ricky le encanta mandarme mensajes de texto porque sabe que me cobran. Mira, éste último sólo dice “70p”.
  10. Ricky: «Eres el hombre más extraño del mundo.» Karl: «Eer… Tu no has estado en China.»

 Si estáis interesados en ver a Pilkington en acción, podéis encontrar casi todos los capítulos del documental en inglés en Youtube. Si preferís ver la versión doblada, buscadla por el título “Un Pringao por el Mundo”.

De todas formas, los libros tampoco tienen desperdicio y los recomiendo sobre todo porque permite bucear en su mente todavía más, ya que no solo te enteras de lo que dice, sino que puedes seguir su pensamiento a lo largo de los viajes.

Para despedirme, os dejo un pequeño tráiler de la primera temporada. Buenas noches!!!!

¿TRABAJAS PARA VIVIR O VIVES PARA TRABAJAR?

Vivir para trabajar o trabajar para vivir. Glocal DreamerLos últimos meses en Londres he visto más gente que nunca viviendo para trabajar y he visto a personas negarse a seguir haciéndolo. Casi todos nosotros entramos al mundo laboral con la intención de trabajar para vivir, aunque a veces, ya sea por necesidad o por otras muchas razones, hay quienes acaban sintiendo que viven para trabajar.

Este post ha nacido de una conversación reciente durante mi descanso con un encargado de una de las tiendas de la empresa en la que trabajo. Bromeando, nos ofrecía a mi compañera y a mí un viaje alegando que “tiene dinero”. Me pilló en mi momento Zen de después de varias horas de estrés, comiéndome, sin muchas ganas, uno de mis sándwiches. Así que fui bastante rotunda con un “You know what? It’s not all about money”, que viene a decir básicamente que el dinero no es todo y no lo compra todo.

Parece que le pillé por sorpresa, con lo que me soltó un discurso muy bien elaborado acerca de la importancia del dinero. Básicamente intentaba hacerme ver que el dinero hace falta para sobrevivir, y en general para todo aquello que quieres hacer en la vida. Si quieres comer bien necesitas dinero, si quieres viajar necesitas dinero, si quieres cualquier cosa que te haga feliz y dé sentido a tu vida necesitas dinero. Fair enough.

Todo eso es en cierta medida verdad. Vivimos en una sociedad de consumo y es muy difícil hacer las cosas que nos gustan sin dinero. Además, existen muy pocas personas en el mundo que puedan acceder a dinero sin trabajar, así que obviamente la gran mayoría de nosotros tendremos inevitablemente que trabajar para vivir.

Pero trabajar para vivir significa conseguir un trabajo que nos dé el dinero suficiente para vivir bien, dejándonos tiempo y energía para poder aprovecharlo.

Cuando empiezas a vivir para trabajar (a menos que tu trabajo sea tu vocación o que estés en un periodo de extrema necesidad), estás olvidando para qué empezaste a trabajar en primer lugar. Estas olvidando que tu necesidad no es el dinero, el dinero es sólo uno de los medios que necesitas para cubrir tus necesidades.

Los Inspiradores

Si he llegado a alguna conclusión, no ha sido sin ayuda. Últimamente he encontrado muchas personas que me han llevado a pensar sobre el tema, y me gustaría compartir sus historias con vosotros.

A de Ambición

Hace algunos meses conocí a un recién graduado en finanzas de origen asiático. A, era ambicioso y un poquito snob (dícese de una persona con tendencia a creerse superior y juzgar a los demás en función de factores superficiales).

Me contó un poco su historia y enseguida entendí por qué es quien es. Me pareció un claro ejemplo de la sociedad en la que vivimos, en la que se nos enseña que TODOS podemos llegar a donde queramos si nos esforzamos lo suficiente en la dirección correcta (os recomiendo un vídeo de Alain de Botton sobre “El Éxito”, que explica un poco más éste fenómeno).

Me contó también lo mucho que trabaja, haciendo turnos de 12 y a veces más horas al día en el mundo de la banca, trabajando incluso sábados y algún domingo, explicándome que cada hora que no trabaja, un paso más lejos quedan sus objetivos. Se sentía realmente en “su momento”, diciéndome que si no se mata a trabajar ahora entre los 20 y los 30, ¿cuándo va a hacer crecer su carrera?

Yo mientras tanto pensaba. Y si no vives ahora las experiencias que puedes tener con “veintipico”, ¿cuándo las vas a vivir? Como diría José Mújica (expresidente de Uruguay), “la vida se te escapa y se te va minuto a minuto, y no puedes ir al supermercado y comprar vida. Entonces, lucha por vivirla, por darle contenido a la vida”.

Con esto no quiero decir que no haya que luchar por nuestros sueños ni mucho menos. Hay que hacer sacrificios y trabajar mucho para llegar a dónde queremos. Pero no hay que olvidarse que estamos viviendo el presente, y ningún sueño merece olvidarse de vivir el camino. Si vives para SER más adelante, puedes caer en la trampa de olvidarte que tú ya ERES y anteponer tu hipotética felicidad futura a la que puedes vivir ahora mismo.

workaholicN de Necesidad

Aquí, en contraposición, tenemos a N. Una mujer madura, que sabe muy bien la diferencia entre vivir para trabajar y trabajar para vivir. N trabaja conmigo los domingos. En realidad N trabaja todos los días de la semana y sabe perfectamente lo duro que es y lo infeliz que puede hacer a alguien vivir para trabajar. Desgraciadamente, a veces hay personas que no están en situación de elegir, como A, si quieren trabajar para vivir o viceversa. Cuando vives una situación económica complicada, con personas a tu cargo y deudas que te ahogan, te faltan horas al día para intentar darle la vuelta a la situación.

Pero N no vivirá esa situación para siempre, y no educará a su hijo para que lo haga. Porque sabe que la vida es mucho más que el trabajo y el dinero que ganes con él.

De hecho, N consiguió un gran ascenso que le daría más dinero y más estatus que el que había tenido hasta el momento. También tendría menos tiempo y más dolores de cabeza que en toda su vida. ¿Sabéis que hizo N? Pedir su puesto anterior.

Le pregunté por qué muy extrañada, porque siempre he pensado que a las situaciones se les puede dar la vuelta y se puede agarrar al toro por los cuernos. Ella no lo dudó un momento: “Si voy a ser más infeliz, ¿para qué quiero más dinero? ¿Para gastármelo en rehabilitarme?”

R de Responsabilidad

R es de los tres, probablemente el que más me ha impactado. Entrado en años, con familia y con un cargo de responsabilidad, veo a R sufrir casi a diario. Su sentido de la responsabilidad es desmesurado. Él no vive para trabajar por dinero, ni siquiera por status. Vive para trabajar porque piensa que si no está él, algo va a salir mal, alguien no sabrá lo que tiene que hacer o lo hará mal, y se siente culpable y responsable por absolutamente todo lo que pasa o no pasa en el trabajo. Todo tiene que ser perfecto, y eso no puede pasar si él no está.

Lo veo sudar, estresarse, resoplar, llegar a trabajar tres horas antes de lo que debería y marcharse varias horas tarde. Me preocupa seriamente que le dé un ataque al corazón en cualquier momento delante de mí.

De los tres, es el más complejo, porque no llego a entender lo que le motiva a vivir para trabajar. No es ambición, y estoy segura de que tampoco es necesidad. Pero no pensaba que nadie pudiera llegar a un extremo como éste por un negocio que ni siquiera es suyo.

Hoy me he atrevido a preguntarle a ver si tiene un sueño. “Una vez tuve un sueño. Ya no más. Cuando todo en tu vida empieza a ir mal no tienes motivos para soñar, ni ganas de luchar por tus sueños.”

Entonces me he preguntado. ¿Será R de Responsabilidad o R de Refugio?

V de Vocación

Por ahora en estos meses no he tenido la oportunidad de conocer a esta persona. Pero abundan en el mundo aunque sean difíciles de encontrar. Estas personas representan el equilibrio perfecto entre la vida y el trabajo. El trabajo forma parte de lo que las hace felices en su vida, de manera que da igual las horas que metan en ello, porque lo disfrutan tanto que no es una necesidad, sino un auténtico placer. Me parece que los emprendedores son un buen ejemplo de este equilibrio.

No todo el mundo sabe cuál es su vocación, o simplemente no tiene los recursos o no se han dado las circunstancias de la vida necesarias para que pueda llegar a hacerlo. Sin embargo, ya que trabajar es necesario para sobrevivir y de eso no hay duda, buscar tu vocación y luchar para poder convertirla en tu forma de vida es un esfuerzo que merece la pena hacer.

En resumen. Hay miles de personas hoy en día que dedican su vida a trabajar, por razones muy diferentes y en muchas ocasiones sin poder decidirlo voluntariamente. Si tu trabajo te hace feliz, no es un problema en absoluto. Si no es el caso, me parece importante saber trazar muy bien los límites y no dejar que tu trabajo los sobrepase. Porque la vida es mucho más que trabajar, y no te gustaría perdértela.

Me despido con un vídeo. ¡¡Buenas noches!!