Neist Point, en algún lugar cerca de Waterstein 14.30 (29/09)

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Este faro de principios del siglo XX es la clara prueba de que a veces perderse es positivo e incluso necesario para encontrar la luz. Emprender un camino entre acantilados  sin saber muy bien a dónde te llevará, pero con la certeza de que independientemente de lo que te encuentres al final, haber podido explorar ese camino habrá merecido la pena de algún u otro modo.

WANDERLUST: O el Síndrome del Espíritu Viajero

Hasta hace no mucho no sabía cómo definir el síndrome del espíritu viajero, simplemente porque no existe una palabra concreta para esto en castellano. Sin embargo, me alegré mucho cuando descubrí que en otros idiomas sí que tiene nombre propio. Porque seamos sinceros, si no puedes nombrar algo es casi como si no existiera, mientras que un nombre vuelve el sentimiento más real, universal y compartido.

A lo que los nativos ingleses se refieren como WANDERLUST, yo simplemente lo llamaba “ansia”, “mono”, “quiero teletransportarme a una isla desierta” o “a mí metedme en un avión rumbo a cualquier parte y ya encontraré el camino de vuelta”.

Todo empieza sin casi darte cuenta, cuando estando en casa sueñas despierto con estar en otro lugar. Pero eso no es suficiente, eso es algo que hacemos el 99% de la población, en especial en horas de trabajo.

El verdadero detonante, lo que marca la diferencia, es el primer gran viaje. Esa primera aventura que libera la necesidad innata de viajar. Si lo mezclas con un buen chorro de curiosidad y unas cucharadas del aventurero que llevas dentro, se transformará en una realidad irrevocable de la que sabes que no te podrás, ni querrás, escapar.

Una vez superado ese primer momento de pánico cuando haces un gran descubrimiento (lo mismo que cuando te enamoras, o cuando vas a dar el primer mordisco a un experimento culinario), sólo te queda dejarte llevar por esa necesidad y no ponerle límite.

Y ¡voilá! Ahora ya eres oficialmente un wanderer, viajero, aventurero, trotamundos, nómada, espíritu libre, explorador o, como dirían las abuelillas de mi pueblo “una culo inquieto”.

Eso es el Wanderlust para mí. Mucho más que las ganas de irse de vacaciones común a todo ser humano. Es una necesidad esencial de descubrir cada rincón del planeta, sin prisa pero sin pausa. Y sobre todo, no es una necesidad pasiva, es una necesidad que te arrastra a la acción.

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ISLANDIA 2015

Y tú, ¿sientes el Wanderlust?