Después de la tormenta… 10.30 (01/10)

Porque después de la tormenta siempre sale el sol y con él, se evapora todo lo que quedaba de ella. Así amanece hoy entre Inveraray y Luss, afianzando mi ocurrencia de que lo mejor del viaje no siempre se encuentra en el destino sino en ruta. 

No soy la primera que piensa esto. Allá por los 80 Julio Cortázar y su mujer Carol Dunlop pensaron que a menudo nos olvidamos de que el trayecto es una parte del viaje tan importante como el propio destino. De ahí surgio su libro Los Autonautas de la Cosmopista, Un Viaje Atemporal París-Marsella, en el que hacen de la autopista entre París y Marsella su particular destino de viaje.

En definitiva, no nos aferremos a ideas preconcebidas. Una buena tormenta en mitad de unas vacaciones puede ser un regalo. No hay que olvidarse de disfrutar el trayecto, más allá de las ventanillas del coche hay todo un mundo por descubrir. En Escocia también sale el sol. Y Julio Cortázar no sólo escribía novelas surrealistas.

Neist Point, en algún lugar cerca de Waterstein 14.30 (29/09)

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Este faro de principios del siglo XX es la clara prueba de que a veces perderse es positivo e incluso necesario para encontrar la luz. Emprender un camino entre acantilados  sin saber muy bien a dónde te llevará, pero con la certeza de que independientemente de lo que te encuentres al final, haber podido explorar ese camino habrá merecido la pena de algún u otro modo.

Fragmentos viajeros: Para camirar.

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Brighton, UK

«La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.»

Eduardo Galeano

«Utopia lies at the horizon. When I draw nearer by two steps, it retreats two steps. If I proceed ten steps forward, it
swiftly slips ten steps ahead. No matter how far I go, I can never reach it. What, then, is the purpose of utopia? It is to cause us to advance.»

MULTIPLE CHOICE

“- Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir  de aquí?

– Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar —dijo el Gato.

– No me importa mucho el sitio… —dijo Alicia.

– Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes —dijo el Gato.

– … siempre que llegue a alguna parte —añadió Alicia como explicación.

– ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte —aseguró el Gato—, si caminas lo suficiente! “

                                                            Lewis Carroll – Alicia en el País de las Maravillas

Camino Glocal Dreamer

Al igual que Alicia, muchos de nosotros nos hemos encontrado al final de un camino mirando al horizonte y sin saber muy bien qué camino tomar a partir de ahí. Lo mismo sucede cuando llegas a un cruce de caminos y quedas ahí en medio, pensando: “¿Debería seguir mi camino? ¿Tal vez debería probar este otro?”.

Últimamente no paro de escuchar (sobre todo aplicado al ámbito empresarial/profesional) lo importantísimo que es tener una meta, saber siempre qué objetivo se persigue para asegurarnos de tomar las decisiones que nos lleven hasta lo que queremos conseguir. Ciertamente, tener clarísimo en todo momento lo que se quiere lograr es una buena forma para evitar equivocarse o desviarse demasiado del camino que nos lleve a conseguirlo.

Sin embargo, en un mundo como el de hoy en el que las opciones son infinitas no siempre es fácil fijarse una meta o tener absolutamente claro a dónde se quiere llegar. Pero tengo una buena noticia: INCERTIDUMBRE ≠FRACASO.

La vida está llena de interrogantes; cuando por fin creemos tener todas las respuestas y reaccionamos, surgen nuevas preguntas, nuevas metas, nuevos caminos. Todo cambia a lo largo del camino, incluidos nosotros mismos y lo que perseguimos.

Las grandes decisiones nos aterrorizan porque la presión de equivocarse es mayor, como también lo es el sentimiento de perderse algo escojas lo que escojas. Lo que no entendemos es que muchas veces son las decisiones más simples las que marcan el rumbo de nuestra vida casi sin darnos cuenta. Como aquellas dos personas que decidieron coger un autobús diferente al habitual, llegando a conocerse de manera totalmente aleatoria y gracias a las cuáles nací y escribo hoy. Ellos, sin saberlo, aquel día en aquel autobús, tomaron sin siquiera ser conscientes de ello un camino que marcaría sus vidas, y las de muchas otras personas.

Por eso mismo, si no tienes muy claro a dónde quieres llegar cualquiera de los caminos puede servir. Como el tiempo no va a esperar a que lo averigües, si no sabes a dónde quieres ir déjate llevar y camina sin miedo.

Los cruces asustan. Asusta ir y asusta volver. Las preguntas asustan y también lo hacen muchas respuestas. Pero que no te asuste echar a andar sin saber muy bien a dónde te llevará el camino, porque siempre llegarás a algún sitio si andas lo suficiente.