Después de sobrevivir al viento huracanado de Cairngorm Mountain, nos hemos acercado hasta Inverness, capital de las tierras altas, desde donde hemos puesto rumbo al Lago Ness. Rodeando el lago desde Dores hasta Drumnacrochit hemos visto cascadas, playas, castillos en ruinas, muchos pinos, acebo, faisanes que cruzan la carretera sin mirar, faisanes que han dejado de existir y alguna vaca peluda… pero ni rastro de Nessie. Le hemos perdido la pista aquí, en Fort Augustus, donde se comenta que se lo vió cruzar las esclusas del Canal de Caledonia rumbo al Océano Atlántico. Se cierra el telón.
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Castle of Saint Andrews 10.20
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Había una vez un castillo en St. Andrews… Primera parada de un día de viaje entre Edimburgo y Aviemore (en el parque nacional de Cairngorm). Un día, en el que ha habido un poco de todo. Desde ruinas y pueblos perdidos, hasta gatitos mimosos, acordeonistas despistados y una cerveza tostada local que da mucho juego.
Princess Street Gardens 14.53
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Recién llegados a Escocia. Varias horas más tarde, nos desmayamos en la cama como si llevásemos toda la vida subiendo y bajando sin descanso por los cientos de callejones y colinas de esta misteriosa ciudad. Destacable del día: Tour nocturno de los fantasmas y Calton Hill. También un inesperado concierto de piano acompañando a una soprano en la Catedral de St. Giles.
Autumn Magic
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Vuelve el otoño otra vez más. Caerán las hojas de los árboles, y con ellas, todos los viejos sueños y temores. Pero amigos, no os preocupéis, las ramas seguirán ahí para ver crecer nuevos sueños y proyectos.
Autumn is back again. We will see the leaves fall, and together with them, all our old dreams and scares. But listen, do not worry about it. The branches will remai, giving some space to new dreams and projects.
Midnight Sun, Islandia
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Además de una canción de Ella Fitzgerald, una película no muy exitosa y un intento de secuela de la saga Crepúsculo, el sol de medianoche es un fenómeno mágico, pero tan real como tú o como yo.
Es un espectáculo digno de presenciar, que se puede disfrutar en parajes remotos cercanos al Círculo Polar Ártico (y Antártico en invierno) durante los meses de verano, como por ejemplo en el norte de Islandia. Allí, durante el verano parar el tiempo resulta no ser tan utópico.
El sol nunca se esconde, haciendo que los atardeceres sean eternos hasta fusionarse con el amanecer, cuestionando todas nuestras nociones sobre el paso del tiempo.